¿CREATIVIDAD, CIENCIA Y APRENDIZAJE? En serio…

01 ene ¿CREATIVIDAD, CIENCIA Y APRENDIZAJE? En serio…

Uno de los textos más clásicos cuando una se interesa por la creatividad es Sobre la creatividad de David Bohm. Este es un trabajo difícil de clasificar. Entre la filosofía, la sociología de la ciencia, la psicología o el arte, las reflexiones de Bohm son un claro ejemplo de la complejidad del término.

Es fascinante el punto de partida de Bohm y cómo justifica la necesidad de examinar las motivaciones ocultas de las personas en su cruzada hacia el descubrimiento de algo nuevo. Pero la cosa mejora cuando salta al vacío y enlaza sus argumentos hasta llegar a uno de los tema clave desde un punto de vista psicológico: el aprendizaje.

Como físico teórico que es, Bohm sitúa sus preguntas iniciales en su propia piel y analiza la motivación y el aprendizaje desde el punta de vista del científico. Veamos cómo.

SOBRE LA CREATIVIDAD. CAPITULO 1.

Bohm, D. (2001). Sobre la creatividad. En D. Bohm , Sobre la creatividad (pp.31-63). Barcelona: Ed. Kaidós.

Las preguntas iniciales que se plantea Bohm en su exploración de la creatividad están relacionadas, por supuesto en las motivaciones del sujeto.

  • ¿por qué los científicos están interesados en su trabajo?
  • ¿por la utilidad de su trabajo? ¿Sería el plano instrumental o utilitario del conocimiento que generan la motivación del científico en su labor?
  • ¿un deseo más o menos inconsciente de descubrir las leyes de la naturaleza guiado por:
    • el descubrimiento
    • la predicción
    • la participación intelectual en el proceso de conseguir descubrir las leyes de la naturaleza?
  • ¿al científico le gusta resolver rompecabezas? ¿Le genera “placer” el enfrentarse al reto de explicar un proceso de la naturaleza demostrando cómo funciona? Aunque puede que al científico le guste o le resulte agradable esa tarea, que ésta sea la única razón no resulta congruente con el hacer del científico: plantear hipótesis y no lograr demostrarla o incluso llegar a refutarla no conlleva ningún tipo de placer. Si a caso el placer estaría en la demostración e intereses personales tras la contrastación de su teoría lo que nos lleva a un análisis muy superficial del trabajo de un investigador.

Tras cuestionarse inicialmente sobre la motivación Bohm concluye:

“Los científicos están buscando algo que sea mucho más significativo para ellos que el placer. Un aspecto de lo que eso podría ser nos lo indica el hecho de que la búsqueda está encaminada en última instancia al descubrimiento de ALGO NUEVO. (…) lo que en realidad pretende es aprender algo nuevo que posea cierto grado de sentido fundamental: unas leyes desconocidas en el orden de la naturaleza que muestren una unidad en una amplia gama de fenómenos. (…) Lo que desea es hallar en la realidad en que vive cierta unidad y totalidad, o integridad, lo que constituirá una especia de armonía considerada hermosa. En este aspecto el científico no se diferencie tanto del artista, del arquitecto, del compositor,.. que tiene todos como meta la creación de algo similar en su trabajo”( pág. 32-33).

Como se desprende de sus palabras, Bohm sitúa su reflexión a un nivel mucho más profundo. No estamos hablando únicamente de una necesidad individual, aunque más adelante veremos que en realidad lo sea. Ni tampoco trata el tema como si el deseo sea el mapa que oriente al científico hacia la construcción de una realidad útil – ni para él mismo ni orientada al bien común.

En realidad el científico busca descubrir la unidad y la totalidad en la naturaleza y para conseguirlo ha de:

  • crear nuevas estructuras globales de ideas, que son necesarias para expresar la armonía y la belleza.
  • crear instrumentos “sensibles” que le ayuden en la percepción y puedan probar las nuevas ideas.
DESCUBRIR Y CREAR ALGO NUEVO COMPLETO, TOTAL, ARMONIOSO Y HERMOSO, esta es la cuestión.

A mi parecer estos conceptos, que provienen y se mueven en el ámbito de la filosofía, son parte esencial en el planteamiento de la CREATIVIDAD. Evaluemos la creatividad como capacidad, proceso o resultado, no importa. En cualquiera de estas 3 dimensiones estaremos planteando que para crear “algo nuevo” es necesaria la PLENA CONCEPTUALIZACIÓN abarcando la TOTALIDAD de manera ARMÓNICA lo que implicará sine qua non BELLEZA.

Resulta interesante que el autor plantee este “descubrir” como una forma de alienación de la vida rutinaria y de la insatisfacción que ella comporta. En las propias palabras del autor,

[la personas en general y también los investigadores] “intentan escapar de la monótona rutina diaria, cuando embarcan en todo tipo de diversiones, intereses, estímulos, cambios de ocupación,… a través de los cuales pretenden, sin éxito compensar la insatisfactoria limitación y monotonía de sus vidas” (pág.33)

Otro concepto imprescindible cuando tratamos sobre la creatividad, y que Bohm trata sin profundizar en exceso en este capítulo, es la ORIGINALIDAD. La define como la tendencia de la persona a no imponer sus ideas preconcebidas sobre un hecho cuando está ante él. Se entiende como una actitud personal que predispone al individuo a aprender algo nuevo “aunque esto signifique que las ideas o conceptos con los que se siente identificado se derrumben” (pág.34). De esta forma vincula la originalidad y el aprendizaje.

En realidad el autor usa la originalidad como trampolín para enlazar con “el gran concepto” de la creatividad: EL APRENDIZAJE. Aprendizaje y creatividad son dos conceptos imbricados. No en vano es condición necesaria y suficiente en el sentido lógico del término:

El aprendizaje en estado puro es creativo y la creatividad se desarrolla siempre en un contexto de aprendizaje.

En relación a la capacidad de aprender, Bohm es crítico en la manera como socialmente desarrollamos este principio común en todos los humanos. Para el autor, el niño aprende por observación, repetición, observación del resultado y posterior rectificación- modificación de su conducta en función de la realidad sucedida. Las primeras etapas de la infancia son entendidas como pura creación en el sentido que aprender a caminar, hablar o moverse por el entorno, son puro descubrimiento original en cada niño. Posteriormente, en el aprendizaje escolar ya se “aprenden” conocimientos con propósitos utilitarios que no siempre vienen acompañados del gusto por conocer y experimentar de manera la “habilidad para ver algo nuevo y original se va perdiendo gradualmente hasta que desaparece” (pág.34).

Llegados a este punto las consecuencias de la acción del aprendizaje es la sustitución de la percepción “real” de la realidad por una percepción “mecánica”, rutinaria, utilitaria y cotidiana. Práctica porque nos ayuda a manejar el día a día pero desprovista de la “mirada descubridora de novedad”.

La “percepción real, capaz de ver algo nuevo, requiere que estemos atentos, alerta, conscientes y que seamos sensibles”. En este contexto mental hacemos algo (…) y entonces notamos la diferencia entre lo que realmente sucede y lo que se infiere del conocimiento anterior” (pág.35).

Este punto es esencial ya que nos demuestra que el peor de los enemigos de la creatividad es el “pensamiento mecánico”, el temor a cometer errores, los apriorismos, los prejuicios, los estereotipos. Cualquier idea preconcebida y anticipada nos situará de forma adversa ante esta “percepción real”.

Si desde niños nos han enseñado a mantener la imagen del “ego” como esencia de perfección, cada error se revela como una especie de paso hacia un estado inferior que no será aceptado por los demás.

Si “todo aprendizaje implica probar algo y ver qué sucede”, ¿qué pasa si uno ha de asegurarse que en cada prueba que le llevará a un nuevo aprendizaje no cometerá un error? En el mejor de los casos fracasará en algún intento y sentirá la decepción, desesperanza. En el “menos mejor” el temor al error paralizará la conducta, inhibirá al sujeto a seguir aprendiendo y seguirá con sus hábitos mecánicos de percepción. Más seguros pero más mediocres.

En este sentido, para Bohm la rutina, los aprendizajes mecánicos, las ideas predeterminadas por unas categorías aceptadas e impuestas socioculturalmente son los que impide al ser humano a percibir lo nuevo y lo condenan a la mediocridad en lugar de la originalidad. (pág.35).

“La habilidad de aprender algo nuevo se basa en el estado general de la mente del ser humano. No depende de talentos especiales, tampoco funciona sólo en campos especiales (…) opera como un interés total y absoluto en lo que se está haciendo” (pág.36).

Bohm bautiza este “pleno interés”, esta actitud imprescindible para un aprendizaje significativo como “interés incondicional” y considera que nos proporciona la energía que nuestra mente necesita para ver lo que es nuevo y lo que es diferente, sobre todo cuando lo último parece amenazar a lo que es familiar, valioso, seguro o querido para nosotros.

Cierto es que Bohm hace malabares con muchos conceptos simultáneamente pero podemos extraer algunas recomendaciones prácticas de sus palabras:

  • El MIEDO A LO DESCONOCIDO o a LA PERDIDA no son buenos compañeros del proceso creativo.
  • La ideas preconcebidas, mecanizadas, prejuiciosas, estereotipadas inhiben las conductas creativas
  • Para aprender algo nuevo se han de dar las siguientes condiciones:
    • deberemos mostrar interés incondicional por aquello que centra nuestra atención. Sin focalizar, sin percepción real, consciente y atenta, no podremos discernir entre lo establecido y lo potencial.
    • Deberemos abandonar las ideas preconcebidas para hallar soluciones originales y distintas.
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